"Creé este espacio para pintar el arte en movimiento con la cadencia musical de las palabras..."

miércoles, 20 de octubre de 2010

PENÉLOPE

Penélope, con su bolso de piel marrón
y sus zapatos de tacón
y su vestido de domingo.
Penélope,
se sienta en un banco en el andén
y espera que llegue el primer tren
meneando el abanico.
Dicen en el pueblo que un caminante paró
su reloj una tarde de primavera.
Adiós, amor mío,no me llores, volveré
antes que de los sauces caigan las hojas...
Piensa en mí, volveré por tí...
Pobre infeliz,
se paró tu reloj infantil
una tarde plomiza de abril,
cuando se fue tu amante.
Se marchitó
en tu huerto hasta la última flor,
no hay un sauce en la calle mayor
para Penélope.
Penélope,
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos parecen  brillar
si un tren silba a lo lejos.
Penélope,
uno tras otros los ve pasar,
mira sus caras, les oye hablar,
para ella son muñecos.
Dicen en el pueblo que el caminante volvió,
la encontro en su banco de pino verde,
la llamó: "Penélope, mi amante fiel, mi paz
deja ya de tejer sueños en tu mente...
Mírame, soy tu amor, regresé..."
Le sonrió
con los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel:
"Tú no eres quién yo espero..."
Y se quedó
con su bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación.

Letra de Joan Manuel Serrat

domingo, 10 de octubre de 2010

LA LLUVIA

Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de  una parra en cierto
Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.

Jorge Luis Borges- soneto-
-Poesías de otros autores-

martes, 5 de octubre de 2010

LÁGRIMAS EN EL RÍO

Lágrimas que caen al río
no son de un sauce llorón
alguna joven lloraba
habrá perdido su amor.

Tanto secretos guardados
oprimen su corazón
y la desdicha brotaba
sabiendo que él nunca la amó.

Con los ojos nublados
miraba correr el río
las aguas tonaban turbias
consumian todo dolor.

Entre guijarros y piedras
van sus gotas lagrimales
el agua va decantando
el río y la pena aclarando.

Estrujó entre sus manos
la carta de la despedida
al fin y al cabo eran solo
palabras que el viento perdía.

Promesas de amor eterno
eco de la voz de un hombre
cobarde y no ir de frente, que
se despide en papel y sobre.

Arrojó el papel al agua,
ni siquiera un círculo formó
despacito se la llevo el río
como un barquito naufragó.
mañana ya no será tarde
encontraré otro amor.

Beatriz Else.